El Papa Francisco ha llevado su mensaje de amor y unidad a las vastas llanuras de Mongolia, un país donde el catolicismo es una minoría en una mayoría budista. En su histórica visita, el Papa ofició una emotiva misa en un estadio de hockey sobre hielo en la capital, Ulán Bator, donde una entusiasta multitud lo recibió con los brazos abiertos.
Pero esta visita no solo es un gesto de apoyo a los católicos de Mongolia, sino también un intento de acercamiento al gigante asiático, China. En un momento en que el Vaticano busca mejorar las relaciones con Pekín, la presencia del Papa en Mongolia, tan cerca geográficamente de China, cobra un significado especial.
El Sumo Pontífice no solo se reunió con líderes religiosos cristianos, sino también con representantes de otras religiones, incluido el budismo, el chamanismo, el islam y más. En sus palabras, destacó la importancia del diálogo interreligioso y la solidaridad entre las diferentes tradiciones espirituales.
A pesar de los riesgos, peregrinos chinos viajaron para ver al Papa en persona, demostrando el deseo de conexión y apoyo a pesar de las dificultades en su país de origen.
Esta visita única en Mongolia es un recordatorio de que la fe y la unidad pueden trascender las fronteras y unir a las personas en un mundo diverso. El Papa Francisco se va como un “peregrino de la amistad”, llevando consigo un mensaje de esperanza y amor en medio de la vastedad de Asia Central. #PapaEnMongolia #UnidadEnLaFe 🌏🙏
hi